Al finalizar el año 2019, yo tenía proyectado un 2020 increíble en el plano laboral. Formaba parte del staff de formadores de la escuela LCS-Chile de coaching organizacional, era parte del cuerpo docente del Diplomado de Liderazgo y Coaching de la Universidad Mayor, era co-Directora del Diplomado de prácticas pedagógicas de calidad en primera infancia en la Universidad Alberto Hurtado, habíamos creado un Diplomado de Arte, desarrollo humano y transformación social con grandes artistas y lo dirigía Daniel Martínez, director del Diplomado de Psicología positiva en la Universidad Adolfo Ibañez, yo coordinaba académicamente un programa de inducción de Directores en la Universidad San Sebastián y teníamos varios proyectos con Poliniza consultora, mi empresa en ese entonces. Me sentía feliz y esperanzada!
Una tarde mi amado Leonardo, mi compañero de vida y esposo, me dice “tengo un problema lindo que contarte”. Y eso me intrigó totalmente, imagínense un problema lindo. Nos sentamos a conversar y me cuenta con un tono muy neutral y sereno que en su trabajo, le habían ofrecido asumir un desafío laboral en Perú, sin duda un gran ascenso. Aún recuerdo, que yo le contesté en schock “ohhh que bueno mi vida… te felicito”. Y luego hubo un silencio eterno.. Yo estaba conectada con mis sentimientos; y no lograba empatizar con lo que me había contado. Hoy reconozco que me centré totalmente en mis planes y en las emociones que me embargaron.
Leonardo me decía: Dime algo! Y le respondo “justo tenía que ser ahora, que tengo tantos proyectos para el otro año”. Nos abrazamos y vimos una película, sin comentar nada más.
Pasaron cerca de tres días y yo no sabía que hacer. Si hubiera estado viva mi mamita, la hubiera llamado y estoy segura, que se hubiera fascinado con la idea!
Recuerdo que le conté a mi amiga Loreto, chamana y mujer medicina, quien me contesta “amiga todo es por algo, si esa oportunidad llegó a tu vida, debes tomarla, algo te va a mostrar”. Mi amiga Sinara y socia de Poliniza, se puso dichosa y ya hacía planes para visitarme en Perú. Y yo.. aún impávida.
Yo en casa comencé a revisar fotografías de mi mamá, pronta a cumplir un aniversario de su muerte, en esta vida. Y lloré, lloré tanto… sentí que estaba reviviendo nuevamente su muerte, y me conecté con la pena profunda y extrañé como nunca sus abrazos, besos y su eterna sonrisa.
Cuando llegó Leonardo, comenzamos a hablar de esa nueva posibilidad. Le dije que era momento de “apañarlo esta vez yo”, como siempre lo había hecho él conmigo, jamás me había pedido nada. De hecho en esta oportunidad, me planteó su ‘problema lindo’ simplemente. Ese día analizamos los pro de quedarnos en Chile e irnos a Perú. Y claro, era mucho más beneficioso para todos partir a tierras Incas. Y le dije, “ya! vámonos” y comencé a llorar nuevamente, no podía parar de hacerlo. Tanto, que Leonardo, me dice “mi vida, si sufres tanto, no nos vayamos”. Le expliqué que lloraba, porque al irnos del país, revivía la muerte de mi madre. Sentía que me alejaba de los espacios que aún la tienen viva en mi alma, y eso fue fuerte.. hacía un mes que mi tío Fito había fallecido también, quien fuera el compañero de vida de mi madre, que estoy segura que partió a encontrarse con ella, para vivir su amor en otro plano.
Y acepté venirnos a Perú, dejándo todo, con el compromiso de volver una vez al mes a Chile, para seguir con algunos de los proyectos. Y así fue como partimos…
Vivir el desapego, fue un gran desafío.
Hasta que por fin, sentí mi alma liberada.
Y comenzó la etapa de soñar el futuro anhelado en estas nuevas tierras. Y mi sueño fue crear Mujer Apreciativa, primero como una catarsis de transformación con mi podcast, que tiene el mismo nombre, que me fue mi libro abierto de las mil voces y sentimientos que fui sintiendo, en este descubrir vivir en un país diferente y la pandemia mundial.
Así fue que me cobijé en mi casa que amo! Cerca de los pantanos de Villa, que son humedales, por lo que pajaritos hemosos y variados se escuchan en la mañana y en la tarde. Vivo a metros de la playa… un mundo nuevo por descubrir desde la esperanza y el amor.
Así fue como me conecté con mi esencia positiva para reinventarme. Mis fortalezas protagonistas han sido la valentía, al atreverme a dar el paso de comenzar una nueva vida, para abrirme al mundo; la esperanza y entusiasmo de concretar mi proyecto anhelado, sintiendo que mi propósito es un aporte real al mundo; y la creatividad que me ha hecho vibrar con cada audio y curso que he ido forjando con amor y dedicación.
Hoy me celebro! Por atreverme a dar el paso y estar aquí.
¿alguna vez te has atrevido a dar un paso para reinventarte?, ¿qué sentiste?, ¿qué te ayudó a conectar con tu esencia positiva?